¡Tengo que hacer todo bien!

En el primer texto que leímos (¿Cuál es la receta?), descubrimos que muchas cosas de cada uno se ponen en juego durante la crianza. Es nuestra propia historia la que arremete en nosotros, ya que somos padres y madres basados en nuestras propias referencias y experiencias que se gestaron en nuestra más tierna edad.

Nuestras experiencias personales van moldeando el repertorio que transmitiremos a nuestros hijos. Esto es muy importante, ya que gran parte de lo que un hijo es, se debe a nuestra influencia y modelamiento. Podríamos decir que hay una especie de «posta” en la crianza, ya que entregamos nuestro testimonio -como si fuera una gran carrera-, para que ellos continúen en la marcha de la vida.

Por otro lado, es legítimo preguntarnos si estamos haciendo bien en la educación de ellos. De hecho, a veces existe un imperativo arraigado en lo más profundo de nuestro Ser, que dice: «tengo que hacerlo todo bien». Sin duda, esta afirmación puede indicar que muchos de nuestros propios aspectos no resueltos quedan endosados -por así decir- en nuestros hijos y en su crianza. En efecto, ¿qué se está poniendo en juego -de uno- en esta afirmación? ¿Qué aspectos de mi propia historia quisiera reparar en esta afirmación que a veces se convierte en un dogma, -y que como todo dogma- encierra y limita la espontaneidad y la libertad?

Los padres y madres sentimos el deseo interior -un llamado- a ser lo mejor que pueden para sus hijos. Sin embargo, aunque esto es loable, debemos saber cómo mediar con estos anhelos dentro de nosotros mismos, ya que a veces pueden convertirse en comportamientos y ansiedades reparatorias que no nos permiten estar satisfechos, sino que nos llevan a pensar que siempre falta algo por hacer. Es importante preguntarnos si lo que falta por hacer responde a una necesidad de quienes tenemos a nuestro cargo, o más bien se debe a esa afirmación de «tengo que hacerlo todo bien» con todo lo que ello a veces conlleva con las culpas y ansiedades.

Ps. Mauricio Pizarro Castillo
Julio 2023. Consultorio para padres y madres que educan

Mauricio Pizarro Castillo

Mauricio Pizarro Castillo

 

Psicólogo Clínico y vocacional.
Especialista en Análisis Institucional y procesos de Grupos.
Magister en Educación en currículum y evaluación.
Profesor de Filosofía y Especialista en Inclusión Educativa.
Creador de la Fundación Abriendo Caminos para la inclusión Social
Creador de la Clínica Educativa para el desarrollo y análisis de los procesos de formación en educación.
Director de Círculos Grupales: diálogos, reflexión y masculinidades.
Es Jefe del Centro de Desarrollo Integral de la Liga Chilena contra  la Epilepsia.

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